La colaboración entre las diversas iglesias, por medio del trabajo de sus especialistas en el estudio de la Biblia (críticos textuales, hermeneutas y exégetas, teólogos), ha sido un factor indispensable en la preparación de un texto común en los idiomas originales de la Biblia, que sirva de base para traducciones interconfesionales que puedan ser también de uso común. En ambas tareas, las Sociedades Bíblicas Unidas han hecho una contribución muy significativa, especialmente por acuerdos y trabajos conjuntos con la Iglesia católica romana